Cáncer y alcohol.

23.08.2012 08:26

 

Científicos probaron por primera vez en humanos que sustancia derivada del alcohol provoca mutaciones que aumentan riesgo.

 

    Desde hace más de 30 años se sabe que entre las personas que beben alcohol en exceso existe un mayor número de cánceres. De hecho, desde 1988, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer tiene registrado al alcohol como un elemento carcinógeno si es consumido en exceso. Lo que hasta ahora se desconocía era de qué forma el alcohol incidía en este aumento de riesgo.

    Pero ayer, expertos de la U. de Minnesota (EE.UU.) dieron a conocer la primera evidencia científica en humanos que muestra por qué beber sin moderación es cancerígeno.

    De acuerdo a la investigación presentada en la 244ª Reunión y Exposición Nacional de la Sociedad Química Americana, realizada en Filadelfia, una de las sustancias químicas que se forman durante la degradación del alcohol en el interior del cuerpo es la responsable del cáncer: los acetaldehídos.

Los expertos probaron que este acetaldehído provoca cambios en el ADN de las personas, modificaciones que pueden causar mutaciones que aumentan el riesgo de cáncer.

El acetaldehído se comporta de manera similar a otro compuesto probadamente cancerígeno, el formaldehído, una sustancia volátil e inflamable presente en textiles, pinturas, humo del tabaco y desinfectantes.

Sin importar de qué tipo de bebida alcohólica se trate, cuando el alcohol llega al hígado se transforma en acetaldehído, estructuralmente similar al formaldehído.

Estudios anteriores han probado que el acetaldehído es capaz de producir cambios genéticos y actuar como un carcinógeno en animales. “Ahora tenemos la primera evidencia en humanos de que el acetaldehído formado tras el consumo de alcohol daña el ADN dramáticamente”, explica Silvia Balbo, líder de estudio.

“El alcohol es un riesgo para el cáncer de hígado y del aparato digestivo. También para el cáncer de cabeza, cuello y esófago, y recientemente se ha establecido que tiene relación con el cáncer de colon y mamas”, dice a La Tercera Balbo.

“No hay diferencia en el tipo de bebida alcohólica que se ingiera. Mientras mayor es el consumo, más alto es el riesgo de desarrollar cáncer”, explica, aunque aclara que quienes ingieran alcohol como parte del consumo social, es poco probable que desarrollen un cáncer. La OMS considera consumo de riesgo beber regularmente de 20 a 40g diarios de alcohol en mujeres y de 40 a 60g diarios en varones.

Dosis de vodka

En el estudio, diez voluntarios recibieron dosis crecientes de vodka (de uno a tres vasos) una vez a la semana, durante tres semanas. Después de cada dosis, los participantes fueron sometidos a exámenes de saliva, en los que se advirtió que aumentó en hasta cien veces el daño en el ADN, disminuyendo según pasaban las horas. El mismo daño fue posible apreciar en muestras de sangre.

El académico y genetista de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, doctor Carlos Valenzuela, explica que el acetaldehído y el formaldehído son sustancias químicas muy oxidadas y en esas condiciones pueden generar drásticos cambios genéticos. “Pueden inducir una mala copia o inactivar algún gen, modificar la síntesis de alguna proteína o hasta producir roturas cromosómicas”. Cuando esto ocurre, se habla de la formación de un aducto; es decir, una forma de ADN que es el resultado de una exposición de un elemento carcinógeno que puede repararse bien o ser mal reparado y mutar.

Sin embargo, esta acción, que en exceso daña el ADN, también puede tener efectos positivos. “En el caso del vino, por ejemplo, en pequeñas dosis neutraliza el estrés oxidativo porque activa la reparación natural del ADN y además tiene otras sustancias que son beneficiosas”, explica. A su juicio, todo depende de la cantidad de alcohol que se beba, si su ingesta es crónica o aguda, factores genéticos y factores ambientales para que se genere o no un tumor.