Participación en tu salud...
La información sobre los propios pensamientos y sentimientos cuando la salud comienza a deteriorarse, puede ser extraordinariamente valida.
Si usted se detiene un momento y piensa en el pasado, probablemente se dé cuenta de cuantos pequeños achaques en su vida, como catarros o migrañas, tuvieron lugar cuando estaba cansado, fatigado o sometido a algún tipo de tensión.
Se ha observado que los achaques severos como ataques al corazón o ulceras, suelen venir precedidos a periodos de trabajo excesivo, de tensión, de forzar excesivamente la marcha. Sucede cuando el cuerpo ha alcanzado su límite superior y no puede más, y se han ignorado las señales de alarma que había enviado el cuerpo.
Todos nosotros participamos en el proceso de enfermar a través de una combinación de factores mentales, físicos, y emocionales. Quizás haya descuidado una dieta razonable, el ejercicio o el descanso. Quizás haya estado muy tenso o ansioso durante un largo periodo de tiempo sin haber tenido ocasión de descansar y relajarse. Quizás haya mantenido actitudes y creencias que le hayan impedido disfrutar de experiencias emocionales satisfactorias.
Cuando ignoramos las exigencias del cuerpo y mente en lo que se refiere a relajación, descanso, ejercicio, expresión de las emociones y significado de la vida, el cuerpo puede comunicar el fracaso de esta falta de atención enfermando.
John Browning: un caso real.
John es un científico brillante que trabaja en una empresa de investigaciones mundialmente conocida. Cuando se le desencadeno el cáncer de páncreas, tenía 50 años. Con expectativas de vida de 6 a 9 meses. Siempre había sido un triunfador en su trabajo, pero cuando se acercaba a los 50, comenzó a ser consciente de que nunca alcanzaría muchos de sus sueños infantiles.
Además, en los meses anteriores al desencadenamiento del cáncer, su hijo se marchó a la universidad. Casi todos los fines de semana, John había acudido con su hijo a competiciones deportivas, estaba orgulloso de la capacidad deportiva de su hijo. Cuando este se marchó, John ceso de acudir a los acontecimientos deportivos.
El final de este periodo vino asimismo marcado por nuevas fricciones entre John y su mujer. Como John ya no pasaba todos los fines de semana con su hijo, se vieron obligados a estar juntos como no lo habían estado desde hacia mucho tiempo.
Otro pesar de John es que años antes había abandonado su puesto en una universidad para trabajar en la empresa actual.
John además presenta la incapacidad para expresar sus sentimientos. Comenta que solía rezar con frecuencia, pero nunca había rezado por su propia salud, creía que hubiera estado mal pedir algo para el. Esta actitud provenía de su infancia. John adopto la actitud sacrificada de su madre, aunque siempre creyó que había heredado los rasgos egoístas de su padre.
Cuando su hijo se fue a la universidad, cuando se dio cuenta de que sus sueños profesionales no se habían realizado, sus reglas eran tan estrictas que no podía ver como satisfacer sus necesidades. Como consecuencia se sintió extremadamente deprimido.
Cambiar creencias.
El primer paso consistió en identificar las actitudes y creencias que le encerraban en un comportamiento de victima sin esperanza, es decir, que la creencia de que las necesidades de los demás siempre tenían preferencia antes que sus propias necesidades y obviamente esta creencia tenia que cambiar.
Se trabajó con John respecto al sentimiento de fracaso, por no haber realizado sus primeros sueños. Como muchos hombres ambiciosos, había canalizado su energía hacia el desarrollo de las partes de si mismo relacionadas con el trabajo. En el momento actual como los sueños no podían ser alcanzados, le instamos a que se diera permiso para explorar otros campos o que desarrollara otras partes de si mismo.
Finalmente, trabajamos con John sobre lo que el sentía como la perdida de su hijo, señalándole hasta que punto había invertido una gran parte de su felicidad en alguien que no era el mismo, y le ayudamos a comprender que tenia una oportunidad de renovar su relación con su mujer.
La dificultad estriba en que las creencias que John adopto cuando era niño como respuesta al conflicto entre sus padres, estaban bloqueando los modos alternativos de respuesta a las inevitables decepciones de la vida. Lo importante es saber quehay alternativas. Siempre que las personas se sienten encajonadas y atrapadas, es porque se encuentran limitadas por sus propias creencias y por sus modos habituales de respuesta.
Como interpretamos el significado de los acontecimientos.
No es difícil ver como los demás dotan de significado a los acontecimientos de sus vidas (aunque no es tan sencillo ver como lo hacemos nosotros mismo). Por ejemplo, la perdida de un trabajo puede significar muchas cosas:
v Una derrota o un signo de un fracaso.
v Un desafío.
v Una oportunidad para empezar de nuevo.
v Una señal de que la vida juega sucio.
El significado que se dé a esta experiencia depende de las creencias que se tengan:
v Oportunidades percibidas de encontrar un nuevo trabajo.
v Grado que tenia el trabajo como símbolo de valía personal.
v Creencias sobre estar a cargo de la propia vida.
v Capacidad para crear una nueva situación positiva.
El principio de que dotamos de significado a los acontecimientos, es valido para todas las situaciones típicamente generadoras de estrés identificadas antes del desencadenamiento del cáncer. Aun cuando algunas de estas experiencias pueden ser muy dolorosas, la cantidad de estrés, y especialmente el grado en el que estos acontecimientos le hacen sentir desamparado y desesperado, son resultado del significado que usted pone en la experiencia. Usted determina el significado de los acontecimientos.
Al explorar las creencias que limitan sus respuestas y considerar interpretaciones alternativas de los acontecimientos de la vida y otros modos de respuesta, es posible crear significados positivos donde antes solo había negativos. Cuando se descubren y se desmontan las creencias que han bloqueado el flujo saludable de la vida, la energía vital puede volver a fluir, restaurando las defensas naturales del cuerpo para que recuperen su potencia normal.
Esta liberación implica darse permiso a uno mismo para vivir la vida de otro modo. Cuando la energía vuelve a fluir, aunque siga habiendo problemas y conflictos con los que enfrentarse, serán enfrentados con la creencia de que los problemas pueden ser resueltos o, al menos, manejados… teniendo uno mismo el poder de tomar decisiones que contribuirán a la recuperación de la salud.
Identificar la propia participación en la salud.
¿Cómo comenzar a deshacer el nudo gordiano de creencias y pautas habituales de respuesta al estrés? El mejor modo que nosotros hemos encontrado con nuestros pacientes de cáncer es pedirles que identifiquen las situaciones de estrés que han experimentado en sus vidas entre 6 y 18 meses antes del desencadenamiento de la enfermedad.
La conexión entre estados emocionales y enfermedad supone la susceptibilidad atodo tipo de enfermedad, y no simplemente al cáncer, el proceso de identificar las conexiones entre estrés y enfermedad es valido para todo el mundo, por lo que se le pide a los lectores, ya sean pacientes de cáncer o no, que realicen la actividad que vamos a describir. Este ejercicio le puede ayudar a trasladar los conceptos generales descritos a su experiencia personal.
1. Piense en una enfermedad que tenga ahora o que haya tenido en el pasado. Si usted tiene o ha tenido cáncer, utilícelo en este ejercicio.
2. Si tiene cáncer, apunte en un papel cinco cambios importantes o situaciones de estrés que hayan tenido lugar entre 6 y 18 meses antes del diagnostico de la enfermedad.
3. Si su enfermedad no era cáncer, anote las cinco situaciones de estrés más importantes en los 6 meses anteriores al desencadenamiento de la enfermedad. (En enfermedades menos severas que el cáncer, parece adecuado un lapso de tiempo mas corto).
4. Si experimenta una recaída de la enfermedad, haga una lista de cinco situaciones de estrés importantes en los 6 meses anteriores a la recurrencia.
Si usted no se toma ahora el tiempo necesario para hacer este ejercicio, si simplemente lee estas preguntas sin pensar a fondo las respuestas y sin escribirlas, no comenzará a conseguir los beneficios que este libro puede proporcionarle.
Si usted no encuentra ningún estrés exterior importante –como la muerte del cónyuge, la perdida del empleo, o similar- asegúrese de tener también en cuenta el estrés interno. ¿Estaba usted enzarzado en algún problema psicológico como sentir frustración por no haber realizado sus sueños de juventud, cambios importantes en sus relaciones personales o crisis de identidad? Pueden ser tan importantes para crear sentimientos de desesperanza o desamparo como las situaciones externas más visibles.
Si descubre estos cambios, examine de qué modo participo en los mismos, tal vez creando la situación productora de estrés o respondiendo a dicha situación de forma inadecuada. ¿Se puso usted, por ejemplo, en una situación llena de estrés al otorgar mas importancia a las necesidades de los demás que a las suyas propias, al no ser capaz de decir no, al ignorar sus propios limites mentales, físicos y emocionales? O, si el acontecimiento estaba fuera de su control, como en el caso de la muerte de una persona amada, ¿no era posible reaccionar de forma diferente? ¿Se permitió usted experimentar dolor, o trato de ocultar sus emociones? ¿Se dio permiso para buscar y aceptar apoyo de amigos próximos y cariñosos durante el estrés?
El objetivo de este tipo de autoexamen es identificar las creencias y las pautas de comportamiento que usted desea cambiar desde este momento.
El propósito de los próximos ejercicios –identificar los cinco agentes actuales más importantes en la producción de estrés y considerar modos alternativos de respuestas- es la prevención, lo que supone reconocer y luego eliminar las tensiones que podrían predisponerle a la enfermedad.
1. Apunte los cinco agentes actuales generadores de estrés en su vida.
2. Examine el modo en el que usted participa en el mantenimiento del estrés.
3. Considere métodos para eliminar ese estrés.
4. Si no existen métodos razonables para eliminarlo, considere si esta creando otros elementos de apoyo y de cariño en su vida. ¿Acepta el apoyo de sus amigos más íntimos? ¿Da importancia a las experiencias placenteras en los momentos de estrés? ¿Se permite expresar sus sentimientos sobre las situaciones de tensión?
5. Considere si podría eliminar el estrés de su vida dando prioridad a sus propias necesidades. ¿Se permite considerar sus necesidades? ¿Ha intentado satisfacerlas a pesar de lo que piense sobre las necesidades de los demás?
Cuando haya terminado este ejercicio, cerciórese de si hay alguna similitud entre los modos que usted tenia de responder al estrés antes de la enfermedad y los de ahora. Si usted encuentra alguna similitud, pues es posible que sus pautas habituales de respuesta no contribuyan a su salud.
Aceptar la propia responsabilidad en la salud.
Muchas veces, el simple hecho de pedir ayuda es el primer paso para romper una “regla” aprendida en la niñez, y establecer una forma saludable de responder al estrés. Desgraciadamente, muchos de nosotros hemos crecido con un rechazo inducido culturalmente a la idea de buscar ayuda para los problemas emocionales.
En primer lugar, no es nuestra intención, ni es deseable, que usted se sienta culpable por haber reconocido su participación en su enfermedad. Hay una gran diferencia entre ser “culpable” de algo, y haber “participado” en ello. No tiene sentido culpar a las personas de esta sociedad por haber enfermado. A pocos individuos de nuestra cultura se les ha enseñado a manejar adecuadamente sus emociones y sus sentimientos. Como casi todo el mundo en nuestra cultura, usted probablemente ni siquiera era consciente de la conexión entre los estados emocionales y la enfermedad. Por lo tanto, sus modos de participación han sido, casi con toda seguridad, resultado de creencias inconscientes y de comportamientos habituales.
La bibliografía que describe los aspectos emocionales del cáncer se encuentra repleta de ejemplos que caracterizan a los pacientes de cáncer como “demasiado buenos para ser ciertos”… bondadosas, consideradas, desprendidas, y agradables frente a la adversidad.
Los individuos que comienzan a aceptar su responsabilidad para influir en su salud, merecen la mayor felicitación. No solamente desean comenzar el proceso de explorar sus propias actitudes, emociones, y sentimientos, si no que están mostrando el valor de enfrentarse con las reglas culturales que se les han enseñado y de rechazar las que no conduzcan a la salud.
El valor decisivo del autoexamen consiste en tomar conciencia de que es posible participar en la salud mediante el proceso de reconocer y cambiar las creencias autodestructivas. Si usted ha participado en el desencadenamiento de su enfermedad, tiene igualmente la capacidad de participar en su recuperación.