Dolor; Componentes, Superarlo, ejercicio...

25.11.2012 08:01

 

 

Los investigadores médicos aun no saben con exactitud que es lo que causa el dolor, ni comprenden totalmente los caminos que sigue la comunicación entre el cuerpo y la mente. El dolor puede tener causas fisiológicas, también puede ser causado por tan solo el estrés emocional. Para manejar el dolor, debemos tomar en consideración el estado físico y el estado emocional.

Para el paciente de cáncer, el dolor suele ser el aspecto más temible de la enfermedad. La atención se dirige hacia cualquier incomodidad (después de ser diagnosticado el cáncer las incomodidades adquieren un nuevo significado), por el miedo de que sea un signo de que el cáncer ha recurrido o se ha metastatizado en otra parte del cuerpo.

Es casi imposible saber que causa el dolor, o distinguir cuales elementos son físicos y cuales pueden ser psicológicos.

                                               Componentes emocionales del dolor.

El dolor también guarda una estrecha relación con los estados emocionales. Ejemplo de ello tenemos a Frederick era un medico que tenia unos cuarenta y cinco años, y que tenia cáncer en los intestinos con metástasis abúndate en el hígado. El cáncer de los intestinos había sido eliminado con cirugía y había recibido quimioterapia para las metástasis del hígado, pero lo médicos consideraron que la quimioterapia había sido un fracaso y la suspendieron. A pesar de intensísimo dolor, Frederick era extremadamente disciplinado, convencido de que se recuperaría, y peleaba duro  para mantenerse con vida.

En el centro, Frederick tomo conciencia de que muchos problemas y soluciones de estrés en su vida estaban relacionados a una parte extremadamente puntillosa de su personalidad, llevándolo a exigirse cuotas imposibles de alcanzar en lo referido a la competencia profesional y a la aceptación de sus colegas. Un “beneficio” de su enfermedad fue un pago muy sustancioso de su compañía de seguros por su incapacidad y que liberó la presión constante de tener que ponerse a prueba continuamente.

Frederick comenzó a mostrar signos de recuperación. Con su práctica tan disciplinada del proceso de relajación-visualización, disminuyo el tamaño de su hígado que estaba muy inflamado, con lo que disminuyo el dolor intenso. Cinco meses después de nuestro primer encuentro, volvió a abrir su consulta. Poco después, la compañía de seguros le notificó que iban a suspender sus prestaciones por incapacidad y durante la conversación, volvió el dolor del hígado. A partir de entonces, su estado físico decayó rápidamente, y murió en un plazo de tres meses. El hecho de que el dolor volviera durante la conversación con al compañía de seguros, sugiere la conexión entre el dolor de Frederick –real, tangible, físico- y su estado emocional.

Dolor y sueños

Algunos pacientes informan con frecuencia de que se han despertado de un sueño profundo como consecuencia de un dolor intenso, es una evidencia más de los componentes emocionales. Creemos que la razón de esto es la siguiente: el inconsciente tiende a manejar durante el sueño los conflictos desagradables que podrían resultar amenazadores si se enfrentaran estando despiertos. El contenido de estos pensamientos puede ser tan angustioso, que provoca dolor físico. Algunos pacientes pueden recordar los sueños, por eso les recomendamos que  intenten analizar  el sueño amenazador, manteniendo un dialogo con las figuras del sueño durante sus ejercicios de visualización, tratándolas como si fueran Guías Internos que trataran de dar importantes consejos.

                “Recompensas” del dolor: aprender a no utilizar el dolor como justificación.

El paciente con cáncer puede descubrir muchos “beneficios” de la enfermedad –que sean cariñosos con ellos, salir de alguna situación difícil y así sucesivamente- se derivan más de los sufrimientos que tiene por el dolor, que por la malignidad en si, ya que el dolor recuerda abiertamente la enfermedad a todo el mundo. Nosotros las denominamos  las “recompensas externas del dolor”, sirven para manejar el medio exterior y tratar de influir sobre el.

Si usted se da permiso para buscar amor y atención, relajación y liberación de fuentes indebidas de estrés, sin usar el dolor como justificación, será entonces capaz de reducir el dolor.

El dolor también tiene “recompensas internas”. Por ejemplo, alguno de nuestros pacientes parecen usar el dolor como distracción, como excusa para evitar los conflictos emocionales dolorosos de su vida. En estos casos, el dolor físico puede ser sustituido inconscientemente por el dolor emocional, pues el dolor físico suele ser más soportable, especialmente cuando el paciente no sabe manejar el dolor emocional o ha abandonado la esperanza de resolver dichos conflictos. Al mismo tiempo que usted examina las causas físicas del dolor, queremos animarle a que examine las posibles “recompensas” que esta consiguiendo del mismo. Pregúntese a usted mismo: ¿Por qué necesito este dolor? ¿Para que me sirve? ¿Qué me permite o me impide hacer? ¿Qué consigo de él? Responder estas preguntas no es fácil a veces. Es posible conseguir ayuda para responder a estas preguntas por parte de personas cercanas a usted que sepa que son sinceras, o de un consejo profesional.

                                                               Como superar el dolor.

Como el dolor se encuentra íntimamente unido a la tensión y el miedo, muchos de nuestros pacientes han experimentado una disminución del dolor al usar con regularidad el proceso de relajación-visualización. Creemos que esto ocurre por dos razones. 1. La actividad de relajación reduce la tensión muscular, lo que reduce el dolor; 2. Como el proceso de imágenes mentales ayuda al paciente a desarrollar la expectación de que puede recuperarse, su miedo disminuye, reduciendo la tensión y el dolor.

A continuación le presentamos técnicas para disminuir el dolor.

Reconocer como se puede estar contribuyendo al dolor

El dolor nunca es constante, aunque los pacientes suelen describirlo así.

Un paciente nos dijo que cuando despertaba no tenia ningún dolor, pero al empezar a pensar en levantarse, comenzaba el dolor. Al examinar esto, observó que se trataba de su estado, de que no podía funcionar como solía hacerlo, de que no se sentía como “su viejo yo”. Una vez levantado, sentía un dolor de poca intensidad hasta que sonaba el teléfono, momento en que se producía un aumento espectacular y repentino.

Esa descripción indica que la expectación negativa general del paciente contribuye a su dolor. En vez de verse a si mismo potente y capaz para vivir su vida cotidiana, recuerda su enfermedad, espera no ser capaz de funcionar fácilmente.

Cuando llegara a ser consciente de las expectaciones que podrían estar influyendo en su dolor, tendría la capacidad de modificar sus pensamientos. Podría practicar el proceso de relajación-visualización con más frecuencia para reforzar la expectación positiva. La toma de conciencia de cómo pueden haber contribuido al dolor, es un paso importante para reducirlo.

                                               Imágenes mentales para enfrentarse al dolor.

Además de buscar los posibles componentes emocionales con nuestros pacientes, usamos tres procesos de visualización diseñados para controlar los dolores persistentes: visualización de los recursos propios de recuperación de la salud del cuerpo, comunicación con el dolor y visualización del dolor. Pruébelos hasta que encuentre los que mejor le funcionan. Se pueden practicar todas las veces que se desee y siguen siendo efectivos.

Visualización de los recursos de recuperación del cuerpo.

El objetivo de esta actividad es que usted tome parte activa en la movilización de sus recursos para la recuperación de la salud en la zona del dolor. Al practicar esta actividad, usted fortalece la creencia en su capacidad para tomar el control del dolor y de los procesos de su cuerpo, y así disminuirá el miedo, que suele ser un componente del dolor.

1.     Prepárese empleando el ejercicio de relajación descrito en el Capitulo 11.

2.     Visualice una misión de exploración de sus leucocitos (u otra imagen del las fuerzas de recuperación de la salud de su cuerpo) para descubrir la dificultad. Envíe sus recursos de recuperación a la parte del cuerpo que este sintiendo el dolor.

3.     Si los leucocitos descubren las células cancerosas, visualícelos atacando y destruyendo el cáncer y dejando la zona limpia y sana y libre de dolor.

4.     Si los leucocitos (p su propia imagen mental) no encuentran al cáncer, sino solo músculos o ligamentos tensos y doloridos, visualice a esos músculos relajándose, sienta la relajación de la zona, vea a los músculos relajándose como si fueran gomas elásticas muy apretadas que se aflojan.

5.     Observe como mientras mantiene la imagen de los músculos y ligamentos relajándose, el dolor disminuye e incluso abandona la zona.

6.     Dese mentalmente una palmadita en la espalda por participar en el alivio de su dolor, y vuelva a sus actividades habituales.

Comunicación con el dolor.

Mantener un dialogo mental con el dolor es similar a consultar al Guía Interno, ambos procesos le pueden enseñar mucho sobre los componentes emocionales del dolor y de la enfermedad.

1.     Prepárese empelando el ejercicio de relajación descrito en el Capitulo 11.

2.     Visualice el dolor como algún tipo de criatura. Intente verla con mucha claridad.

3.     Establezca un dialogo con la criatura del dolor. Pregúntele por que esta allí, que mensaje tiene, para que sirve. Escuche cuidadosamente.

4.     Pregúntele luego que puede hacer para librarse de ella. Escuche atentamente lo que le diga.

5.     Abra los ojos y comience a seguir los consejos. Observe si el dolor disminuye o no.

6.     Felicítese por haberse ayudado a aliviar el dolor y continúe sus actividades habituales.

Visualización del dolor.

Otro método de reducción del dolor implica imaginar a que se asemeja su dolor. Esto, como la primera visualización, refuerza la creencia de que es posible controlar los procesos corporales.

1.     Prepárese empleando el ejercicio de relajación descrito en el Capitulo 11.

2.     Concéntrese en el dolor. ¿De que color es? Vea el color y su forma con toda claridad. Puede ser una pelota roja brillante. Quizás sea del tamaño de una pelota de tenis, de una naranja, o de una pelota de beisbol.

3.     Proyecte mentalmente la pelota al espacio, quizás a unos tres metros de su cuerpo.

4.     Haga que la pelota crezca hasta que alcance el tamaño de un balón de futbol. Después redúzcalo hasta el tamaño de un guisante. Luego deje que tome el tamaño que decida. Normalmente vuelve al tamaño original visualizado.

5.     Cambie el color de la pelota. Que sea rosa, y luego verde claro.

6.     Tome ahora la pelota verde y vuélvala a su posición original. En ese momento, observe si su dolor ha disminuido o no.

7.     Abra los ojos, y continúe con sus actividades habituales.

Sustituir el dolor por el placer.

Los pacientes han descubierto que cuando comienzan alguna actividad placentera o gratificante al momento de sentir dolor, observan que se alivia o incluso se elimina la incomodidad.

Por ejemplo Tim, un joven especialista en cirugía plástica que tenia la enfermedad de Hodgkin, tenia dolores tan intensos que no podía caminar. Durante la sesión de grupo le sugerimos que jugara tenis, pues sabíamos que Tim había sido un jugador excelente aunque no había jugado los últimos dos años desde su diagnostico.  Le servimos la pelota de modo que pudiera devolverla sin tener que moverse mucho. Tras treinta minutos de juego, Tim tenía un cómodo nivel de fatiga, y nos dijo que durante el juego no había sentido el dolor. Para su sorpresa, no sintió prácticamente dolor durante dos días.

La experiencia de Tim de reducción sustancial del dolor al hacer cosas placenteras puede ser resultado no solo de haber realizado una actividad agradable, sino también de haberse realizado una actividad agradable, sino también de haberse permitido hacer ejercicio físico, que se estaba negando como consecuencia del dolor.

Obviamente no podemos prometer que si usted se pone a hacer una actividad física intensa el dolor desaparecerá. Pero hemos observado muchas veces que los pacientes se alejan de las actividades placenteras cuando sienten el dolor.

Si se observa que el dolor sigue persistiendo, el mismo enfoque que usamos para el tratamiento del cáncer se aplica al tratamiento del dolor. Es preciso comprender los componentes emocionales del dolor, examinar las posibles razones subyacentes del mismo, y darse permiso para actuar de modos emocionalmente satisfactorios sin recurrir al dolor como justificación. Entonces si se reafirma la capacidad de control sobre los procesos corporales y reforzando la expectación positiva de recuperación, hay muchas posibilidades de que el dolor desaparezca.